por Criptan
El 31 de octubre de 2008 Satoshi Nakamoto dio luz a la primera criptomoneda. Ese día nació el primer activo real monetario intangible de la historia. Tiempo después comenzaron a surgir otras Blockchain y se abrió un mundo de posibilidades en el criptoverso. Nació un nuevo sistema económico que permite no depender de entidades centralizadas para participar en el mundo financiero. Gracias a esta creación es posible disponer de una cuenta monetaria digital sin necesidad de depositar confianza en un tercero. Además, permite enviar dinero a otro usuario sea cual sea su ubicación sin tener que recurrir a los costosos y/o restrictivos métodos convencionales. Estas características hacen de las criptomonedas una opción muy interesante a la hora de almacenar y compartir valor; no obstante, Bitcoin está lejos de ser la solución a todos nuestros problemas.
El valor de un activo monetarios, como el de todo activo, ya sea real o financiero, está sujeto a las leyes de la oferta y la demanda. Cuanta más oferta haya de ese activo, menos valor tendrá en proporción a otros activos; con la demanda ocurre el efecto inverso. Una cualidad deseada en toda moneda es un equilibrio entre su oferta y su demanda a fin de que el valor de esta goce de cierta estabilidad. El ser humano es por naturaleza reacio a la incertidumbre; si almacena valor en forma de moneda quiere tener la seguridad de que en el futuro el acceso a bienes y servicios que le proporcionará dicha moneda será parecido al que tenía cuando la adquirió. Por ese motivo, los activos monetarios financieros que se precien tienen organizaciones que adaptan la oferta del activo en función de su demanda a fin de conservar su estabilidad (unas con mayor acierto que otras).
Con los activos reales monetarios el asunto es un poco más complejo porque su oferta no es controlable de manera centralizada. Si que existen algunos activos, por ejemplo, el oro, que consiguen con bastante éxito mantenerse relativamente estables gracias a un equilibrio natural de la oferta con relación a su demanda. En la medida que la demanda de oro aumente, será más rentable su minado y por tanto aumentará su oferta. Además, debido a sus milenios de historia y a la certidumbre de su valor, es raro que su demanda sufra grandes altibajos. No ocurre lo mismo con Bitcoin.
En primer lugar, es muy difícil determinar su valor (y por tanto la demanda que tendrá a un determinado precio) ya que este depende al 100% del consenso descentralizado. Por otro lado, dada su juventud, la cantidad de gente que lo demanda con fines monetarios es relativamente baja comparada con la de especuladores; lógicamente, esto provoca que pequeñas variaciones en el valor que perciben en él los agentes acarreen una gran variación en su demanda. Si a esto le sumamos una oferta independiente de esta demanda tan variable, nos encontramos con lo que es Bitcoin hoy por hoy; una moneda con grandes virtudes entre las que no se encuentra la estabilidad.
Afortunadamente, en un mundo donde la Blockchain ofrece grandes oportunidades de almacenamiento y compartición de valor, pero sin ninguna moneda que ofreciera certidumbre en cuanto a su valor futuro, el mercado tenía que ofrecer soluciones. En 2014 nace la primera stablecoin de la mano de Tether, USDT. Se trata de un activo financiero digital, nativo de la Blockchain de Ethereum, cuyo valor está ligado al del dólar. USDT se convertiría en una revolución ya que permitía a los usuarios disfrutar de las virtudes de la Blockchain al mismo tiempo que podían despreocuparse por la volatilidad de los criptoactivos a los que estaban acostumbrados. La pregunta es ¿cómo consigue Tether que el valor de mercado de su criptomoneda se mantenga siempre en un 1 USD?
Para responder a la pregunta hay que entender que es un activo financiero. Un activo financiero es un derecho de cobro frente a otra parte; el valor de un activo financiero por tanto está ligado a la obligación a la que te da derecho. No obstante, lógicamente a ese valor se le aplican descuentos por riesgo a impagos o a esperas en el cobro. Un USDT es una obligación de la sociedad de Tether a darte un USD cuando tú se lo reclames. Además, aseguran guardar 1 USD por cada USDT que emiten, de forma que siempre podrán cumplir con sus obligaciones (para ser exactos, no es un dólar líquido lo que guardan, sino activos por el mismo valor). Por tanto, si podemos estar seguros de que Tether va a cumplir con su obligación y que va a hacerlo sin demoras, entonces podremos eliminar los descuentos de la ecuación y el valor del activo financiero será igual al del activo al que te da derecho, es decir, un USD.
Tether ha ayudado mucho a hacer avanzar al mundo cripto, no obstante, transgrede una de las virtudes fundamentales de la Blockchain, la ausencia de necesidad de confianza en un tercero. El mundo cripto había conseguido crear un registro de operaciones digitales totalmente descentralizado; por el contrario, necesitaba centralizar la emisión de las de las monedas que participarán en él si querían que fuera estable. Bueno, al menos fue así antes de la creación de las stablecoin descentralizadas; en particular DAI, la primera criptomoneda de esta categoría en cobrar protagonismo.
DAI es un token nativo de la red de Ethereum que al igual que USDT consigue anclar su valor a un USD. No obstante, aunque el resultado es el mismo, los medios utilizados para ello son muy diferentes. No existe ninguna tercera parte que garantice ningún pago a cambio de DAI. La moneda está sustentada por un protocolo programado para equilibrar la oferta en función de su demanda. Su funcionamiento es algo complejo y se explicará en otro artículo; no obstante, basta con saber que, transcurridos casi 5 años desde su emisión, DAI conserva su indexación 1:1 (con desviaciones muy bajas) al USD.
Actualmente las stablecoin están totalmente implantadas en el mercado. Han surgido numerosas stablecoin centralizadas que hacen competencia a Tether como puede ser USDC (Coinbase y Circle). Por otro lado, también ha aumentado la variedad en la parte de las stablecoin descentralizadas. Existen una gran diversidad de protocolos que consiguen equilibrar la oferta y la demanda de su moneda (no necesariamente con la misma estrategia de DAI) e indexarla al valor de un activo monetario no criptográfico. Este activo puede ser la moneda fiduciaria de un país, oro, o cualquier otro activo que se le ocurra a los desarrolladores; las posibilidades son infinitas.
En conclusión, las stablecoin son criptomonedas que permiten hacer uso de las características de la Blockchain sin estar expuesto a la gran volatilidad que sufren los activos tradicionales de esta tecnología. Cualquier persona puede conseguir de forma sencilla en el mercado stablecoins, ya sean de emisión centralizada como USDT (78.000 millones en circulación) o de emisión descentralizada como DAI (10.000 millones en circulación).
Criptan
Criptan es una plataforma de compraventa de criptomonedas con servicio de custodia integrado que busca acercar el mundo de las criptomonedas al día a día de las personas, centrándose en ofrecer rendimientos y utilidades sobre las criptomonedas principales. Es una sociedad española fundada en 2018 por Jorge Soriano, arquitecto que ha trabajado durante años en consultoría estratégica y creativa, con una dilatada experiencia de más de seis años en el mundo cripto, y Jaume Sola, vinculado desde hace más de 30 años al ecosistema innovador y tecnológico, que colabora desde sus inicios en plataformas como Flywire y otras de las tecnológicas más importantes.
Ambos entienden las criptomonedas como una nueva forma de dinero que tiene que ser accesible a todas las personas. Por ello, deciden crear una plataforma centrada en un acceso sencillo y confiable que sea la puerta de entrada para este tipo de usuarios. Para completar el proyecto, se unieron Enrique y Pablo Penichet, fundadores de Bbooster Ventures, Manuel Palencia y John Nahm, Managing Director de Strong Ventures.
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